A Raquel Polo
Eres un árbol que crece en cada uno de ellos.
Tu vida fue semilla imparable que en todos germina,
y las raíces de todos se han mezclado bajo la tierra revuelta del recuerdo,
del mismo modo que las ramas, allá arriba.
Y te conviertes,
cuando ellos están juntos,
en un precioso bosque en el que siempre hay luz
y en el que siempre hay sombra,
y el suelo está mullido por el sedoso musgo de tu huella nerviosa,
y los árboles se visten con el fruto dulce de tu nombre perenne
y siempre corre el agua,
como una carcajada burlona y contagiosa cuyo privilegio no tuve,
que sigue intacta en ellos
porque ahora eres vía láctea
que seguirá brillando
aunque ya no se encuentre.
Echo tanto de menos haberte conocido...
y sin embargo estás
en cada evocación
y en cada gesto breve,
y en cada corazón,
y en cada nido de memoria que tú misma llenaste de alegría efervescente.
Te sentimos aquí.
Antes. Ahora. Siempre.
cómo se nota que sabes amar Rubén y qué bien lo dices
ResponderEliminarMe has dejado sin palabras; sólo afloran emociones imposibles de compartir. GRACIAS.
ResponderEliminarCuando se ama a Sara se ama to su bello cosmos................
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