Debajo de mi cuerpo tendido hay una cama que me permite descansar
y apagar la consciencia soplándola como a una vela,
y debajo de esta cama un suelo que todavía se mantiene,
y debajo una sombra con dos caras
que clava muy adentro agujas plateadas
en las extremidades de un recuerdo que lleva mi rostro,
y varios animales amorfos
que ladran a mi paso
y que están atrapados en sus propias cadenas,
formando una maraña de babas y de acero,
y larva y sangre y mierda.
Pero yo estoy arriba,
y tú me sobrevuelas.
Excelente
ResponderEliminarcada vez que leo un poema tan bueno me provoca putear, suerte que todavía no te tengo tanta confianza!
ResponderEliminarun abrazo
Muchas gracias Merche!!, por estar ahí como siempre, y a ti Noelia, aún a riesgo de que tuviésemos más confianza, jeje.
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