Hay en el tiempo una naturaleza como de mercurio.
Pasan los segundos y las horas con su redoble infame,
pero nada más pasa,
y el calendario muta en telaraña de números estériles
en la que soy víctima
y en la que soy guadaña.
Y muevo dedos, manos, brazos, cuello, cabeza y tronco.
Y muevo piernas y pasan los segundos,
pero nada más pasa.
Hay en el tiempo una naturaleza como de playa de aceite
en la que nadie nada,
y en la que la nada se sabe porque se presiente,
y porque pasando los segundos, nada pasa,
y el tiempo es un metal pesado color plata, hiriente,
como un caimán hierático y silente
que está en potencia de morder,
pero no muerde,
y pasan los segundos pero nada más pasa,
ni siquiera el presente.
y yo también a veces tanto
ResponderEliminarAsombrada con la densidad y la hermosura de tu poética, me quedo colgada de la sidebar y me llevo tu URL para crear una carretera sin cruces hacia tu poesía.
ResponderEliminarDesde Lisboa, un saludo cordial y un abrazo con respeto, admiración y afecto.
Es maravilloso sentirse acompañado. GRACIAS a las dos!.
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