martes, 1 de noviembre de 2011

BOQUIABIERTO

A veces me sorprendo sin agarres
y como suspendido en el aire
o bajo el agua
o como debe sentirse un pensamiento.
Y entonces me dejo mecer 
del mismo modo que reflejo sobre agua,
pero sin rastro ya de insecto ni de alga,
ni de caimán en fondo ni cadáver florido.
Sólo me mezco así, 
como en acantilado de gaviotas y de roca espumosa, 
y silbido y faro,
y de impulso de salto de nostalgia de vuelo de...
Vuelo pero no asciendo
pero tampoco caigo.
Es solo que mi yo, 
en impreciso instante, 
y como boquiabierto, 
se queda sin agarres y prescinde el intento,
porque ya no hay insecto ni hay alga ni caimán ni cadáver florido.
Solamente soy yo.
Y ya no tengo miedo.

2 comentarios: