LA NIEBLA

La niebla nos escruta,
y si ve que dudamos
nos agarra las cumbres con su velo
transluciendo los ojos y la boca.
Arrecio el temporal.
Arde dentro la zarza de nuestros pensamientos.
Escupimos espinas por palabras
alimentando heridas con sed de compañía.
Duélete conmigo, amor,
la telaraña de la niebla me ciega.
¿He visto alguna vez?.
¿Amainaré algún día?.

EL TÚNEL

Caminamos exhaustos durante dios sabe cuánto tiempo. De pronto, cuando empezábamos a darlo todo por perdido, vislumbramos una luz al final del túnel, pero resultó ser de nuevo el principio.

PERO DORMIR BAJO SU SOMBRA

Puede ser cortado de un hachazo,
y pasto, puede ser,
de la infame hoguera de todos los mediocres.
Pero dormir bajo su sombra
y sentarse al ocaso de la rama del día,
cuando se ruboriza el sol,
y al abrigo del horizonte duermen su timidez y su melancolía.
Llegado este momento es bueno destrepar sin hacer daño,
porque la sal de las estrellas le da sed de pájaros posados y cosquilla de ardilla,
y porque le gusta, cada noche,
que el viento le acaricie entre las ramas con su piel de partícula.
Entonces ronronea su tronco como un gato
y es mejor, desde abajo,
mirar como se mece hipnotizado
y bailar, si se puede,
su misma melodía.

QUISIERA ESTAR PRESENTE

Quisiera estar presente,
desnudarme la voz,
reunir algunas palabras que signifiquen algo.

Quisiera acariciar alguna verdad,
no importa si es caduca,
y compartirla,
acariciarla y compartirla.

Quisiera poder decir,
por ejemplo,
que dejarse llevar por la violencia es como eyacular sobre la ropa que llevas puesta,
o decir que no vas a ningún sitio cuando caminas sobre las baldosas de las huellas de otra persona por mucho que la ames.

Quisiera decir,
quisiera deciros,
que la sangre con letra entra.